Dios y el debate por el Aborto Legal o Clandestino.
por Antonela González
Cuando el teatro remueve lo mas visceral, hay que apreciarlo como tal. Un hecho artístico que denuncia fuertemente. Las reacciones fueron múltiples, yo, festejo el teatro en el Festival de Teatro de Rafaela (FTR) y en todas partes, “que dios y la patria me lo demanden”.
Me fui a Rafaela a pasear. No, mentira, trabajé como nunca antes, aunque eso no signifique mucho. Me fui a ver teatro y trabajé desde el gozo de escuchar y ver a los grosos.
Vi tanto teatro que, el sábado, en la quinta función al hilo (del día) me re-preguntaba, por tercera o cuarta vez, si mi mente estaba preparada para esto, creo que no. Admiré a los que sí pudieron y podían, yo: lo intenté.
El viernes 20, festejé el día del amigo yendo a una misa. Recordé por qué dejé de ir a la iglesia, me aburre la puesta en escena de una dialogo entremezclando lo musical con lo melodramático (dos géneros que no disfruto demasiado). DIOS de Lisandro Rodríguez, con quien tuve el gusto de intercambiar unas breves palabras al día siguiente, me sacudió como espectadora atea, feminista, pro-aborto, pro-derechos, anti-pedofilia institucionalizada, anti-todo tipo de pedofilia, anti-aprovechamientos de los que detentan el poder para con los demás, los pobres diablos, la gentuza, el gentío, la muchedumbre sin rostro, sin cuentas off-shore, sin campos, sin una banca, les planeros de la clase media y baja. Anti-crista.
DIOS destapa y descubre las miserias más profundas de la fe. A la vez que se hace un simple y sincero homenaje a la figura del papa Francisco, alguna vez Bergoglio quien levantó su voz en representación de los católicos ante la muestra blasfémica que avergüenza a nuestra ciudad (Bs. As, 2004), del artista León Ferrari (también homenajeado en este espectáculo).
Que loco que 14 años mas tarde, en la catorceava edición del FTR, haya pasado lo mismo. Una esperaría que la sociedad toda vaya hacia adelante, crezca en comprensión, entendimiento, en libertades; pero no. Lo católico detenta un poder, oculto, silencioso, socavador y profundo. Hoy, al igual que siempre: la institución “iglesia”, lavadora de cerebros por excelencia, sigue sigilosa y penetrante disponiendo de las libertades de nuestros compatriotas creyentes, al punto de sugerirles que una obra de teatro, un hecho artístico, pueda convertirse en un agravio aun mayor que los centenares de casos de violaciones a niñes a cargo de sus queridísimos curas, párrocos, arzobispos…
DIOS es un hecho artístico, que en 2018 debería ser libre de ser, eso: arte. “DIOS” no te pone una pistola en la cabeza para que te quedes hasta el final de la misa/obra, podías levantarte e irte: ¿o será que el católico no está acostumbrado a pensar por sí mismo? ¿a decidir si lo que presencia le parece a él, espectador/a digno de ser espectado, digno de ser arte o en todo caso no comulga y se retira? ¿Será que necesitaron de la palabra, el apoyo y la arenga de la iglesia para salir a reclamar por algo a lo que no estaban obligados a asistir?
“No nos avisaron” ¿Cómo? ¿La ignorancia es tu mejor defensa? ¿Leíste la programación que se difundió tanto en papel como a través de la web del FTR y sus redes sociales? Porque allí, además de decir que era apta solo para mayores de 18 años, hablaba y cito: “Una capilla devenida teatro. (…) un trabajo multidisciplinario que cruza las artes plásticas con el teatro, se evoca la mítica exposición de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta que fue atacada por grupos religiosos, para recrear una misa teatral en la que se despliegan cuadros y se arman esculturas en vivo”, ¿León Ferrari? ¿Atacada una exposición de arte por grupos religiosos? ¿Googleaste? Ignorantia juris non excusat
Hay que rescatar la búsqueda minuciosidad del límite, y su corrimiento, hay que felicitar a Lisandro por ese personaje entrañable que compone… la voz invitando al cancionero, la guía. Hay que valorar el compromiso del coro y del falso cura y su entrega para con esta realidad que presentan. Hay que elogiar al magnífico Laino por su trabajo estético que retoma a Ferrari a la vez que lo modifica, la estatua gigantesca del papa, la catedral en miniatura, las pequeñas escenas escultóricas que nos regala.
No hubo “bailes”, “danzas”, como se dijeron en algunos medios, no hubo espectadores que se retiraban en masa ofendidos, no hubo feministas locas colocando los pañuelos verdes. No hubo nada más que una puesta en escena de algo tan “escénico” (valga la redundancia), como lo es el ritual de La misa: donde hay roles, hay una coreografía, un texto que repetir, un espacio de veda, una teatralidad que roza la magia, la verosimilitud (dentro de los límites de una cuasi ciencia ficción: donde un hombre muere y vuelve a la vida, realiza magia con panes y vinos, embaraza a una mujer sin tocarla y luego, año a año, domingo a domingo, se convierte en pan para que todes lo comamos, similar a un rito caníbal que termina volviéndose costumbre).
Hay que formar a los espectadores en Rafaela. Para que puedan entender hasta donde puede llegar el arte, que es una herramienta valiosísima para cuestionar lo establecido desde sus mecanismos, para poner en tela de juicio de manera mas o menos cruda un tema que puede o no resultar conmovedor o transgresivo. Hay que formar a los integrantes de la iglesia en arte y en libertades, todas, pero en este caso: de expresión. No verán a una sola “abortera” reclamar porque la puesta en escena de este domingo dentro de las iglesias rafaelinas rezará, seguramente, en contra del teatro y del FTR, no vieron a una sola feminista protestar por alguna otra de las obras programadas por este mismo festival, que sostenía el modelo de familia tipo “con cuatro hijos, mínimos” que el hombre le exigía a su mujer… ¿Por qué no? Simplemente porque entendemos la ficción, la teatralidad y el distanciamiento y, además, porque esas luchas las llevamos a cabo en otros espacios, en marchas, en militancias, en exigencias de leyes que cambien el paradigma de esta sociedad machista, patriarcal y cristianamente sesgada.
El vino a cambio del aplauso y, el linyera de la puerta seguiría tirado allí, pro-vida. Hay que ver DIOS.
Ficha Técnica
Dramaturgia: Lisandro Rodríguez.
Intérpretes: Juan Carlos Antón, Horacio Banega, Anabela Brogioli, Marcela Burcaizea, Dolores Cano, Sofía Cobás Alé, Delfina Dane, Pablo Dos Santos, Verónica Dragui, María Alejandra Fauquié Wefer, Zoilo Garcés, Norberto Laino, Ariel Levenberg, Verónica Litvin, Nahuel Martinez Cantó, Milagros Menendez Novali, Lola Montiel, Emilce Olguin Ramírez, Carla Petrillo, Laura Rébora, Lisandro Rodríguez, Juanchi Rojas, Cristina Sallesses, Adrián Sotelo, Amalia Tercelán, Facundo René Torres y Marcos Videla.
Escenografía: Norberto Laino, Lisandro Rodríguez.
Diseño de espacio: Norberto Laino, Lisandro Rodríguez.
Diseño de luces: Matías Sendón.
Diseño gráfico: Lisandro Rodríguez.
Producción: Carla Petrillo, Lisandro Rodríguez.
Co-producción: Estudio Los Vidrios.
Dirección: Lisandro Rodriguez.