Rapsodia Pavlovskyana: Estética de la fragmentación
por Natalia Pascuariello
Carlos María Ríos, actor y director del Grupo de Teatro Independiente La Escalera de Puerto Madryn, se destaca por un despliegue versátil de recursos actorales en el unipersonal Rapsodia Pavlovskyana, sobre textos de Eduardo “Tato” Pavlovsky. Con dirección de Maribel Bordenave, esta obra, estrenada en octubre de 2018, teje una estética de la fragmentación que une los retazos del pasado con el devenir del presente.
En un espacio escenográfico despojado, un hombre de bombín (estilo Alex De Large), lee y selecciona escritos en hojas de papel prolijamente dobladas. Carlos María Ríos – actor y director del Grupo de Teatro Independiente La Escalera- presenta la obra que estamos espectando: Rapsodia Pavlovskyana. Retazos de una historia. Una impecable dramaturgia del actor une El Robot (1966), Cámara lenta (1980), Pablo (1987), El Cardenal (1991), Rojos globos rojos (1994) y Solo Brumas (2009), del dramaturgo, actor y psicoanalista argentino Eduardo “Tato” Pavlovsky (1933-2015). En su primer unipersonal, Ríos demuestra su versatilidad con un despliegue dinámico de recursos actorales y circenses.
¿Qué sentido tiene recrear a Pavlovsky – y, en particular, una rapsodia de textos del autor argentino – si no es para enredarse (y hacer enredar al público) en la relación axial entre teatro y política? En una carrera signada por su experiencia como actor en Teatro Abierto (con Oficial Primero, de Carlos Somigliana, que siguió en escena hasta hace dos años), la urgencia del contexto social también lo empujó a cruzarse con la política en Jirones de historia. Apuntes para la memoria, sobre la Masacre de Trelew. Quienes conozcan la trayectoria artística de La Escalera coincidirán: con Rapsodia Pavlovskyana el grupo apuesta a un teatro Postdictadura con una obra necesaria, catártica, imprescindible para pensar el presente de la (a) política nacional que vira violentamente hacia una derecha “idiota”, citando a El Cardenal: “Era un país curioso, la mayoría de la gente inteligente dependía de un grupo de idiotas. Era asombroso observar cómo este grupo de idiotas supervisaba, controlaba y dirigía, la suerte de los talentosos (…)”. Este texto junto a Rojos globos rojos da pie a la reflexión de una de las consecuencias más invisibilizadas del neoliberalismo: el vaciamiento cultural al que el teatro se yergue como una forma de resistencia.
Si la fragmentación es una marca de nuestra época, Rapsodia Pavlovskyana teje una estética de la fragmentación tanto en el cuerpo como en los textos. En el cuerpo porque en consonancia con el trabajo lumínico, se remite al procedimiento que el filósofo francés Alan Badiou denominó “sustracción” en Quince tesis sobre el arte contemporáneo. Es decir, que la iluminación, por momentos, hace que la totalidad del cuerpo desaparezca y quede el rostro del actor suspendido en escena. Una imagen que remite a Not I, del dramaturgo irlandés Sammuel Beckett, (influencia indudable en Pavlovsky) donde el personaje es una boca. Y en los textos – que versan sobre la vejez, la locura, la muerte, el amor, el poder, la desidia, la resistencia, la marginalidad– porque son retazos de otra totalidad: la de un discurso del pasado que se unen con el devenir del presente.
Como sostiene Miguel Ángel Giella en el Prólogo a El señor Galíndez: “ A partir de Pablo (1987), Pavlovsky desarrolla una nueva estética que tiene que ver con un tratamiento diferente del discurso teatral, en el que va asumiendo la noción de fragmentación del sujeto, los argumentos antiesencialistas sobre el individuo como unidad permanente de rasgos inmanentes y únicos, en pro de ideas de constitución a través del lenguaje y de la variedad de discursos disponibles que se encuentran en el cuerpo.”
En suma, Rapsodia Pavlovskyana está lejos de ser un relato clásico. Es una obra atípica, única en la historia de las representaciones del autor argentino, en donde él o los personajes que interpreta Ríos construyen una identidad narrada fragmentariamente en el cuerpo, en los gestos y en la voz de un actor que deja en el escenario todas sus fibras.
Ficha técnico- artística:
Selección de textos y actuación: Carlos María Ríos
Los textos pertenecen a distintas obras de Eduardo “Tato” Pavlovsky
Música original y asistencia de dirección: Eze Canosa
Arte Gráfico: Tomás Gimbernat
Dramaturgia y dirección: Maribel Bordenave
Producción: La Escalera
Funciones: Martes 22 y Miércoles 23 de Enero 2019 a las 22:00 Hs en El Galpón de La Escalera, en el marco del XIII Festival Nacional de Teatro “Teatrazo”.
https://www.facebook.com/GrupoLAESCALERA/
Foto: Lucía Aroz