Jorge Ferrari, a próposito de Cuando nosotros los muertos despertamos
por Azucena Ester Joffe
“La escenografía es una manera de generar narrativa desde otro lugar”
El 11 de febrero del presente año se estrenó en la sala María Guerrero, del Teatro Nacional Cervantes, la última obra del autor noruego Henrik Ibsen, escrita en 1899, Cuando nosotros los muertos despertamos con la dirección de Rubén Szuchmacher.
Una puesta en escena difícil y atrapante, y un claro ejemplo de lo que comentó Ferrari en una entrevista radial: entre el espacio -lo real- y el texto -lo metafórico, lo simbólico, por llamarlo de algún modo- hay una tensión. La escenografía está oculta entre los pliegues de la obra y hay que sacarla a la luz.
El artista es reconocido por su intensa y exitosa trayectoria (con más de cuarenta años en las artes escénicas, el cine y la TV – ver: https://jorgeferrari.com/ ); ha recibido numerosos premios desde 1990 hasta la actualidad. En diciembre de 2021 se presentó el libro Jorge Ferrari. Escenógrafo, de Marcelo Jaureguiberry, en el Hall Central Alfredo Alcón del Teatro San Martín.
“Ferrari sostiene que lo que más le atrajo de su profesión fue desentrañar el enigma, comprendiendo ‘el enigma’ como aquello que se materializada en las necesidades escenográficas del proyecto y cómo se construye el mundo necesario para que la historia tenga realidad. Por otra parte, afirma que ‘cuando se hace escenografía no se está sólo decorando un lugar, se está construyendo dramaturgia con la estética y la ética de la mano’…” (https://www.arte.unicen.edu.ar/presentacion-jorge-ferrari-escenografo/)
Tuvimos la oportunidad de realizarle algunas preguntas al Diseñador de escenografía, de vestuario y Director de arte:
-Teniendo en cuenta el camino transitado junto a Rubén Szuchmacher, podríamos pensar que hay un punto en común en cuanto al diseño de la escenografía y del vestuario.
Ferrari: Sí, obviamente, tenemos que pensar que hay un punto en común en cuanto al diseño de la escenografía y del vestuario. Hace 25 años o más que trabajamos juntos con Rubén, si no hubiésemos encontrado puntos en común no hubiéramos podido seguir juntos. Sí, existe muchísima coincidencia en nuestra manera de ver un texto, de leerlo, y de pensar el teatro y, sobre todo, de entender las diferentes dramaturgias.
-¿Qué diferencia a esta puesta en particular de las anteriores a la hora de revisitar un clásico? ¿Cuál fue el eje principal al momento de pensar los primeros bocetos?
F: Esta obra no la revisitamos, porque nunca se hizo en Buenos Aires, de hecho, se hizo muy poco en el mundo. Por lo tanto no tenemos demasiado antecedente de cómo es esta obra y de cómo se ha hecho. Hemos buscado fotos y hemos encontrado poco y nada.
Ahora, si hablamos en general, no todos los clásicos se miran desde el mismo lugar. Cada uno tiene o necesita un punto de vista particular y único, como cualquier obra de teatro.
El eje principal, al momento de pensar los primeros bocetos, para mí, fue apartarme de la abstracción: que hubiera, sin vergüenza, una mención a la naturaleza, a mi manera, interesándome particularmente por crear una naturaleza ensoñada.
-¿La escenografía dialoga con el texto o permanece estática, como presa en su “monólogo” mientras los personajes transitan por ella? ¿Hay como una suerte de “narrador omnisciente”?
F: La escenografía debe dialogar con el texto. No concibo la escenografía por un lado y el texto por el otro. Van juntos, forman parte de un espectáculo y, en general, no me gusta cuando dicen “lo mejor de la obra fue tu escenografía”. No, la obra es un todo. La escenografía es una de sus partes, es una de las maneras de solución visual, es una manera de generar narrativa desde otro lugar y de solucionar problemas visuales que tiene la obra.
En cuanto al “narrador omnisciente”… bueno… puede ser que sí; no sé, no me lo he preguntado nunca. La escenografía está ahí y el público la está viendo todo el tiempo, para ocultarla, habría que apagar la luz. Tiene su propio discurso pero, en general, se trata al menos de entender de qué va la obra, de qué va la puesta, y qué mirada en común hay con el director.
-¿Está pensada como contrapunto a esos “caminos separados y con distintas compañías”, en los cuales cada personaje “enfrenta un punto límite en sus vidas”?
F: No está pensada como un contrapunto. Está pensada como la solución visual más adecuada para esta obra. A mí se me hizo claro, vuelvo a repetir, esta solución visual cuando dejé de pensar como un hecho abstracto, cuando huí de la abstracción que es el camino que un escenógrafo contemporáneo seguramente hubiera emprendido. Cuando acepté la propuesta de Ibsen -cuando describe la escenografía, habla de los paisajes y de todo lo relacionado a eso- hice una estilización del paisaje noruego y traté de generar una atmósfera, sobre todo, con la inclusión del tul en la embocadura, que hace que todo se vea difuso y distante. Esa fue mi intención.
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Nuestro agradecimiento a Jorge Ferrari y a la Oficina de Comunicación y Prensa del TNC; y, por supuesto, nuestra recomendación a disfrutar de Cuando nosotros los muertos despertemos.
Ficha técnico artística
Autoría: Henrik Ibsen/ Adaptación: Rubén Szuchmacher, Lautaro Vilo/ Traducción: Christian Kupchik/ Actúan: Claudia Cantero, Andrea Jaet, Jose Mehrez, Verónica Pelaccini, Horacio Peña, Alejandro Vizzotti / Diseño de vestuario y de escenografía: Jorge Ferrari/ Diseño sonoro y Música original: Bárbara Togander/ Diseño De Iluminación: Gonzalo Córdova/ PH: Mauricio Cáceres/ Asistencia de dirección: Gladys Escudero/ Productor del TNC: Silvia Oleksikiw/ Colaboración artística: Pehuén Gutierrez/ Dirección: Rubén Szuchmacher. Duración: 75’. Funciones: Domingo, Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado 20:00 hs. Hasta el 03/04/2022.
Fotos: Mauricio Cáceres – Gentileza: Departamento de prensa TNC