
por Azucena Ester Joffe

En esta obra, Carolina Guevara le da cuerpo a Corral, bajo la dirección de Leandro Rosati, en el Medio Mundo Teatro de la Ciudad de Buenos Aires.
La acogedora Sala, en el barrio de Balvanera, es ideal para estos días invernales y para una obra que, desde 2020, tiene un recorrido exitoso por varios teatros. Ya desde su título, «cuerpo de baile», sugiere varias lecturas: la danza, especialmente el ballet clásico, requiere de una fuerte disciplina; al margen del nombre del personaje, Corral, que hace referencia a la idea de límites precisos. El próximo sábado, realizará una segunda función en este mismo sitio; luego se presentará el domingo 14 de agosto en Morón, en el Teatro Municipal Gregorio de Laferrere, y el sábado 20 del mismo mes, en el Complejo Cultural de Sanidad, nuevamente en CABA.
Este unipersonal, como el anterior de la dupla Guevara-Rosati, Los golpes de Clara (2017), está centrado en el lenguaje corporal que adquiere una profusa mixtura de imágenes donde la comicidad y la narración oral van construyendo la historia íntima y que en el relato escénico confluyen distintos sentidos sólo a través del cuerpo de la actriz. Guevara comentó que, en esta oportunidad, el texto dramático realizó el camino opuesto, “de la oralidad a la escritura”, con una perspectiva de género sin caer en golpes bajos ni en lugares comunes.
Es una historia de «vida», una niña de alguna pequeña localidad bonaerense que “sufre” de la necesidad de bailar y luego de una adolescencia donde los “síntomas” no desaparecen viaja a la gran ciudad para alcanzar su simple deseo de bailar, de sentirse libre. Por propia decisión o por ser expulsada de algún modo de su pueblo natal por “rara”, la joven Corral llega a una pensión del barrio de Once y ahí comienza su periplo.
El trabajo actoral que realiza Carolina Guevara tiene una intensidad física poco habitual. A partir de esa “corporalidad graciosa”, con elementos de la técnica del clown y en clave de comedia, despliega un abanico de personajes caricaturescos -la madre, la maestra, la secretaria, la monja, el cura, el médico, las amigas, los amigovios,… La actriz juega con la expresión exaltada y diferentes posturas, tonos e inflexiones de voz, entre la complicidad con el público y la temática de las microdisciplinas sobre el cuerpo femenino. Con talento y el humor a flor de piel, la comediante nos lleva por ese devenir lúdico de las diferentes etapas construyendo un entramado danzante y polifónico.
En el despojado espacio escénico vemos sólo dos elementos -un maniquí y una silla- y un gran chal, no es necesario más pues es a través de la potente corporalidad creada en escena que la obra busca completarse en cada unx de nosotrxs. La música, la iluminación y el vestuario contribuyen al clima festivo.
La narración escénica tiene sensibilidad y compromiso. La inteligente mirada de Guevara-Rosati, a través de la comicidad, nos interpela y nos hace reflexionar sobre los distintos disciplinamientos, naturalizados, impuestos por las instituciones -la familia, el colegio, la iglesia, la salud,…- a los cuerpos, especialmente, femeninos desde edad temprana. Así cualquier intento de salir de la “norma” o de manifestar una naturaleza “distinta” del cuerpo o de la mente, el sentimiento o el deseo de libertad es sometido a una lógica disciplina de producción de «cuerpo dóciles» tanto en el ámbito privado como en el público. Recordemos a Michel Foucault cuando afirma: “El poder disciplinario tiene como correlato una individualidad no sólo analítica y ‘celular’, sino natural y ‘orgánica’.” («Los cuerpos dóciles» en Vigiliar y Castigar. 1975: 160)

Ficha
Texto: Carolina Guevara y Leandro Rosati. Idea: Carolina Guevara. Actúa: Carolina Guevara. Vestuario: Leandro Rosati. Escenografía: Carolina Guevara, Leandro Rosati. Diseño de luces: Matias Noval. Música original: Mariano Travella. Sonido: Alfredo Aguirre. Fotografía: Caro Pierri. Diseño gráfico: Lorena Divano. Asesoramiento coreográfico: Marcela Trajtenberg. Asistencia de iluminación: Alfredo Aguirre. Producción: Carolina Guevara. Dirección: Leandro Rosati. Duración: 60’.