“No puedo pensar mi forma de hacer teatro sin feminismo”

  por Lucila Elizalde

El equipo de MATEO dialogó con Daniela Ocampos, actriz y titiritera, hace ya algunos años. En marzo del 2018, a partir de una iniciativa de Karina Gozzi , Julieta Viveros  y Gabriela Céspedes por hacer teatro feminista, surge “Tundra: Mujeres de cajas tomar- Micromundos para espiar”. 

Daniela Ocampos se formó en la UNSAM y descubrió que el mundo de los títeres tiene un lugar privilegiado. A través de ellos logra  ampliar la mirada teatral porque cree que no solo depende del actor, sino de los objetos.  Ella piensa que es un mundo donde  todo es posible: se le puede volar la cabeza a alguien, se puede desarmar y volver a armar. Pero sus inicios continúan latentes y fusiona los títeres con la actuación,  por eso también, estudia clown hace dos años.

 “Tundra: Mujeres de cajas tomar- Micromundos para espiar” es un proyecto gestionado por mujeres, con perspectiva de género a través de distintas historias interpeladas con cajas, títeres y creatividad. “Los titiriteros nos estamos exponiendo cada vez más, compartimos con el objeto y con el títere, entonces estamos presentes”, resaltó Ocampos.

Lucila Elizalde (L.E) ¿Cómo surge “Tundra”?

Daniela Ocampos (D.O) Hicimos un seminario,  llamamos a una titiritera de Mendoza que es especialista en Lambe-Lambe. Se vino a mi casa y nos juntamos 11 mujeres a hacer un taller para poder contar estas historias. Estuvimos 7 días muy intensos, de muchas horas, algunas nos conocíamos por ser de colegas. Pero desde el minuto cero, que nos juntamos, no parábamos de llorar y de abrazarnos, había una necesidad de juntarse entre mujeres tremenda y en cada historia hay un poco de cada una, por eso la dirección es colectiva. La experiencia fue terrible, pase de tener muy pocas amigas a tener 10 hermanas mas, de hecho, una Tundra se vino de Bariloche para hacer el taller, otra de Mechita. El año pasado, en marzo,  estrenamos por primera vez.  Dentro de poco vamos a cumplir un año y  estamos felices.

L.E ¿Ya se habían presentado  con el proyecto en otros lugares?

D.O Este es el reestreno, estamos  acá  en el Centro  Cultural de la Cooperación (CCC) pero este formato nos permite ir   por todos lados.  Estuvimos en “La Tribu” también,  en el Hospital Tobar García, en escuelas.  Hay un espacio que se llama Lambelada que funciona todos los meses , que ahí también estoy en la organización y nos juntamos Lamberos, que llamamos a todos los que hacemos cajas,  para que la gente conozca el formato, para que haya más difusión. Tenemos invitades a otros artistas que muestran otras cosas, hacemos como un cruce de lenguajes, pero le damos prioridad al Lambe- Lambe para que sea conocido porque todavía vamos diciendo: “permiso”. Estamos re agradecidas con el CCC que nos abre las puertas totales, porque es un formato particular que cuesta explicarlo.

L.E ¿Qué significa la técnica  Lambe- Lambe, con la  que trabajan?

D.O Es un formato que viene de Brasil, dos mujeres titiriteras docentes: Ismine  Lima y Denise Di Santos, querían hablar del parto con sus alumnes pero de manera más íntima y les parecía que teatralmente era muy fuerte. Entonces, se inspiraron en las cajas de fotografía, que se llaman Lambe- Lambe y en estos fotógrafos que  están en las plazas. El proceso de revelado de las fotos implica lamer el papel fotográfico,  entonces de la fotografía Lambe- Lambe, pasamos al teatro Lambe-Lambe y ellas pasaron a contar la danza del parto con su primer caja y eso le dio comienzo a lo que es hoy el Lambe- Lambe. Esta técnica es del año 89, no es tan nuevo como parece y hay unas movidas inmensas porque se hacen  festivales en Chile, Colombia y dentro de Buenos Aires en Chaco, Salta. Está en proceso de transformación constante, pasó de ser para un espectador, para dos, para tres. Dura entre tres y cinco minutos, pero se va transformando constantemente, no hay una forma precisa de hacer Lambe- Lambe.

L.E ¿Cómo surgió la dinámica, como programaron “Tundra: Mujeres de cajas tomar”?

D.O Hubo una inquietud de una de las compañeras, Karina Gozzzi y  Julieta Viveros,  querían hacer un teatro feminista por eso convocaron a la compañera Gabriela Céspedes. La verdad que no teníamos noción de la magnitud que iba a cobrar esto,  pero bueno teniendo la fe que si se hace con amor, esfuerzo y trabajo se puede lograr. Para algunas de las compañeras era muy claro, bueno “me hago una caja y seguimos trabajando juntas”, porque ya éramos un grupo. Otras se fueron dando cuenta de que esto es un tren que no te bajás más, porque te haces  la caja y salís a mostrarla por todos lados.

L.E ¿Cómo fue el armado de esas cajas?

D.O  Fue tremendo, porque tuvimos que nosotras cortar, soldar. Había herramientas que algunas no habíamos usado jamás, eso también fue emocionante, de pensar que lo estábamos  construyendo con nuestras propias manos y con ayuda de las compañeras. Soldar una luz, un led, era impensado para la mayoría, también,  cortar madera, usar la caladora, lijar, pintar. Bueno si bien muchas somos realizadoras de nuestros propios títeres hay como un trabajo ahí, que en general esta relegado a los hombres, asique también nos tuvimos que encontrar con eso, con una realización integral. En muchas cajas, ayudaron hombres, pero nosotras estuvimos en cada detalle.

L.E Y el proceso en sí, ¿cómo fue?

D.O Fueron esos 7 días intensos, donde creamos nuestras historias, hicimos un boceto, armamos las cajas, lo que eran las estructuras, Gabriela se volvió a Mendoza y quedamos nosotras ahí, que estrenamos en Julio del año pasado.  Asique fueron unos cuatro meses de armado,  ahí nos juntábamos muy poco, pero cada una estaba pendiente de la historia de la otra, como iba avanzando. Nos apuramos a poner fecha de estreno, sino no arrancábamos más. Había mucho miedo también, cuando se cuenta algo tan fuerte, no sabes muy bien que puede pasar. Nos animamos a estrenar en “La tribu”, que fuimos recontra bien recibidas, vamos a volver ahora y bueno de ahí no paramos más. Y ahora se viene “Tundra para niñes”.

L.E ¿Apuntan a seguir con el proyecto en otros teatros?

D.O Hay una convocatoria de la UBA, también tenemos fecha en “La Tribu”, para el 8 vamos estar en el “Barrio de la Cultura”,  que ya es otro tipo de espacio, de carácter social. También tuvimos una mención de los premios Villafañe el año pasado y gracias a esa mención, también se va a reconocer como técnica el Lambé-Lambé, para las próximas nominaciones. Seguimos en parques además, porque es un formato que nos permite volar por todas partes, eso es lo rico: armar fechas específicas, colaborar para fechas de otras actividades.

L.E Te voy a pedir  que me cuentes de tu caja en particular.

D.O Mi caja es “Guajojó, La mujer pájaro”, que es un pájaro que acá en Argentina está en el Norte y le llaman Cacuy, que acá significa permanencia y es un pájaro que se camufla muchísimo, que es muy difícil encontrarlo y está como 24 horas inmóvil: llueva, truene o relampaguee, el pájaro esta inmóvil. Y hay muchas leyendas en Argentina que cuentan que la mujer para poder liberarse del hastío patriarcal, ya sea de su padre o compañero se convierte en este pájaro. Para poder liberarse se sube a la rama más alta de un árbol y no vuelve nunca más. Entonces dicen que su canto es un lamento nocturno, asique me base en ese pájaro para contar mi historia.

L.E ¿Porqué tu elección?

D.O Porque hay muchas mujeres que han sido desarmadas y creo que todas juntas podemos volver  a armarnos. Me pasó a mí personalmente con Tundra, yo hasta que  no conocí a estas mujeres, todas juntas,  no podía comprender el feminismo y ahora sé que no estoy sola. Y poder contarlo de manera teatral que es a lo que me dedico fue como la frutilla del postre. Si bien uno siempre cuenta desde uno/a su historia, en este caso elegí  y decidí  hablar de esto y la verdad es que todavía lo hago y se me revuelven las tripas, es muy profundo.

L.E ¿Qué opinas  del feminismo?

D.O Que llego para quedarse, que se instala cada vez más, que no va a parar de transformarme. Y presiento que si me transforma  a mí, también a mi alrededor. No puedo pensar mi forma de hacer teatro sin feminismo, me di cuenta que cada exploración que hago, cada improvisación está atravesada totalmente por el feminismo. Hoy con el reestreno, había publicado en las redes: “A veces parece que no hay salida, que no hay justicia, nos siguen matando. Sé que no estoy sola, está Tundra. El feminismo  me emociona, sostiene y  acompaña”.

L.E ¿Hiciste otros títeres relacionados con el feminismo?

D.O Tenía una caja anterior a “Guajojó”, que tiene un lenguaje muy parecido, se llama “Las Partes”  y como su nombre lo indica hay partes de muñecos. Yo en ese momento sentía mucha opresión, me costaba mucho hacer algo sola,  asique me llevó como un año poder hacerla. Es una historia subrealista, no quería contar un relato  que empezara, se desarrollara y terminara, explore mucho pero nunca dije esto es feminista.  Pero para “Guajojó”, dije ahora sí. Ahora también estoy empezando una obra con un compañero de títeres, asique vamos a hacer “Alicia”, con una mirada feminista y de Educación Sexual Integral y bueno con Tundra se nos viene: “Tundra para niñes”, ya estamos preparando todo.

L.E  Para terminar ¿Consideras que “Tundra”  tiene difusión?

D.O Hay que remarla mucho,  hay mucho trabajo de redes detrás.  Con Leila nos ocupamos de eso, pero bueno hoy estamos donde estamos por el Centro Cultural de la Cooperación, por prensa (Te hago la prensa)  que nos ayuda mucho, también.  Hay un plus del boca en boca, ha venido gente que volvió a apostar a nosotras, hay un muchacho, por ejemplo, que nos vio en un espacio en Barracas, de movida barrial, y en otras fechas vino a ver más cajas de Tundra. Creo que  donde vamos dejamos alguna semillita, ojalá sigamos apuntando a un teatro que transforme.

Foto: Gentileza: Pom Catrevaux