Campo. Tres mujeres, hijas de un legendario poeta. Un inédito. Una disputa. Una revelación: la mosca tiene hambre y no lo sabe, pero eso mismo la hace volar. En la sala La Lunares (C.A.B.A.) y con dirección de Analía Mayta se presenta “El vuelo de la mosca”, texto dramático de Mariano Saba galardonado con el primer premio del I Concurso Universitario de Dramaturgia «Roberto Arlt» (UNA – ARGENTORES)
La obra de Mariano Saba detalla un territorio plagado de disputas y silencios. Y los actores acompañan en forma consecuente la propuesta desplegando un universo plagado de medias palabras, engaños y sorpresas. “El vuelo de la mosca”, dirigida por Analía Mayta, tiende a des-cubrir lo que encubre: algo que esta escondido, sale del placard. Algo que es mudo, habla. Algo que se silencia, irrumpe. Algo que es espeso se enciende. La obra discurre en un formato de siesta ajada y al mismo tiempo alumbrada por una densidad lúgubre.
Los patricios terratenientes se resisten de diferentes formas a su decadencia pampeana con embajadas en la Gran Ciudad, apelando a cualquier artilugio para no perder sus prerrogativas de casta. Transitan una crisis de sobrevivencia como especie, como colectivo desafiado por una «modernidad» que los desafía y no les da tregua. Una irrupción que sabe poco del respeto de apellidos ilustres y que no repara en grandes prohombres literarios. Apenas se reconforta con un amor prohibido, unas líneas escritas en el cuerpo, una búsqueda desesperada por salvar algo antes del naufragio.
El sonido de las moscas es la música de un territorio cargado por el secreto y el peso de la tarde perpetua. Tres hermanas actúan el declive de una cultura sometida a los vaivenes de la modernidad. Una, iniciada en la tarea de conservar el recuerdo intacto de un prohombre de las letras autóctonas. La segunda, obsesionada por rescatar el máximo provecho para una tierra y una memoria que se disuelven en la tradición y en el pasado. La tercera, como el ícono de la verdad vestida de locura, guardando en su cuerpo, en sus discursos contradictorios y entrecortados, la verdadera voz de un texto que se niega a desaparecer.
La mosca vuela ante el silencio de la tarde. Es la presencia que pone en evidencia el movimiento cargado y agobiante. Los actores se insertan con comodidad y precisión y naturalidad en ese mundo rancio. La tensión aparece escondida en una saga familiar que destripa la ausencia patriarcal pero que se convierte, también, en una metáfora social y colectiva. Hay diferentes formas de asumir el final: unos convocan a la adecuación, otros a la clausura, pero siempre a un desenlace sorpresivo.
Un clima de extrañamiento que expresa claramente el fin de un ciclo. Memé –una de las tres hermanas— busca rescatar los estertores de la gauchesca familiar que el progenitor se llevó a la tumba, buscando los valores en el bolsillo de un cadáver. Incluso aceptando el encuentro con poemas inconexos y procaces, como único epílogo de una vida atravesada por facones, reses destripadas, horizontes perpetuos y tambos manchados con sangre. Memé lo sugiere sin eufemismos: “Y el cuero, el cuero de la vaca patria secado al sol, deshidratado y maloliente, hasta alcanzar el tiempo que amerite su digno destino de tapizado kitsch, que ahora descansaba tibio bajo mis nalgas frías…¿Entendés? Todo eso pensé del cuero, después en la vigilia… ¿me seguís, Berta?”.
La Pampa proyecta una forma del encierro en dos de las hermanas, Berta y Lidia. Ambas comparten el aislamiento como respuesta a la inmensidad: pero viven enclaustramientos diferentes. Una ligada a la continuidad y al “respeto” de un legado. La otra, atravesada por la memoria escondida de su deterioro. Frente a ellas, la racionalidad manipulatoria de quienes no están dispuestos a consumirse en homenajes y respetos. Y los residuos abandonados de la locura y la mudez, aliados en impedir la desaparición de un mundo escondido dentro del placard, refugiado en el ocultamiento y la osadía de desafiar la sexualidad normalizada.
“El vuelo de la mosca” es una obra profunda que además está acompañada por excelentes actuaciones. Y aparece como recomendable para períodos que implican o preanuncian cambios epocales. Todos los fines de ciclo son inicios de algo nuevo. Solemos saber con claridad qué es lo que se muere después de ocultar el cadáver. Pero nunca sabemos qué es lo que nace con cada una de esas muertes.
Ficha técnica
Actúan: Guadalupe Iturbide, Luciana Cervera Novo, Mariángeles Bonello, Matías Bertiche, Alejandro San Juan.
Dramaturgia: Mariano Saba
Diseño gráfico: Guadalupe Alessia
Diseño de iluminación: Mariano Arrigoni
Escenografía: Belén Pedernera
Vestuario: Ana Julia Figueroa
Sonido: Facundo Focke
Realizadores audiovisuales: Diego Lescano y Andrés Chenaut
Prensa: Thelma Demarchi
Producción: Matías Bertiche
Asistente de dirección: Natalia Pascale
Dirección: Analía Mayta
Fotos: Evann Violeta
http://www.alternativateatral.com/video7732-el-vuelo-de-la-mosca-obra-teatral-2016
https://www.facebook.com/elvuelodelamosca/?fref=ts