por Soledad González
Entre el decir y el mostrar toma cuerpo un hacer poético y un saber hacer técnico. Este artículo inaugura un proyecto-deseo de cronicar las prácticas de escrituras dramáticas que en estos momentos históricos y contingentes no son repetitivas, son emergentes y disidentes. La voz de estas dos dramaturgas no se distancia ni de la fábula ni de la acción porque al elegir que mirar-mostrar del mundo en la escena, adoptan una distancia empática y cambiante, con una perspectiva muy trabajada para acercarse y alejarse, del objeto y de la experiencia que iluminan, como la pulseada cotidiana entre la ternura y la crueldad, entre la ironía y la gravedad, nos arrojan a la complejidad, los grises, los claroscuros de una experiencia común del mundo hoy.